Cesta
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Con los ojos cerrados
aferrados a la nada
parece que el mundo se mueve
cuando nos da el viento en la cara
ese tacto fugaz que embriaga
y nos lleva a volar felices
con los brazos abiertos
en acrobacia infantil y quieta
y una vez acabado el vuelo, vemos
que gracias a ese viento
que nos llevó lejos, tan lejos
han quedado atrás, muy atrás
todas las tristezas.