Cesta
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La mar, el sol, el tiempo
se llevó la pintura marinera de vivo color
y al aire quedó la madera
ya sin memoria de árbol
resignada, no, amando ser barco
y no hay rencor, nunca, bendice a la mar
que tantas luces le ha regalado
incluso ahora, al asomar ya el final
mantiene digno, a flote
sus bellas formas marineras:
la poderosa proa
que feliz abría las aguas, a la sutil eslora
la popa redonda
que generosa, al inmenso azul regaló
tantas espumas blancas,
de lo que va quedando atrás...
está la memoria hecha
pero los barcos tienen y tendrán siempre
más sueños que memorias.