Cesta
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El viento empujaba
y corrían las nubes desbocadas
chubascos súbitos
llegaban, nos empepaban y marchaban
el paseo sin gente
la bahía sin barcos
la luz apagándose
una naturaleza viva
cercana, íntima
indomable, indomada
y los seres humanos a cubierto
encerrados en coches y casas
y pronto
aunque ya casi en noche cerrada
también yo entraré en casa
aún con el fresco tacto del viento
sintiéndolo vivo en la cara.