Cesta
0
0,00 €

Al doblar una calle
una calle cualquiera
es fácil encontrarse al viento
y con su invisible tacto
saber de dónde sopla
y el tiempo que nos espera
si hay que abandonar el paseo
porque viene agua
o si la tarde será tranquila
la noche serena o brava
y al pasar por la Catedral
miramos la veleta orientada
porque en esta ciudad
por nacimiento o adopción
todos conocemos los vientos
y somos marineros en tierra.