Cesta
0
0,00 €
La tarde, sin viento,
en el paseo marítimo
crea espacios etéreos
universos serenos, de paz
enmarcados entre líneas
invisibles y concretas
bajo la tenue luz de última hora
que difumina los azules del cielo, del mar
un prodigio físico que se puede sentir
se puede tocar,
al respirar nos habita
y al mirarlo, se deja habitar.