Cesta
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Las palabras, valientes
fueron saliendo del alma
desamarrando del silencio
heridas viejas
y al conocer por fin el aire
partieron libres, al olvido
las lágrimas, del dolor vencido
antes de apagarse en la arena
como las espumas blancas de sal
que dejan las olas en la orilla
llenaron de luz limpia
los húmedos brillos de su cara
y nada queda ya
ni en el aire, ni en la arena
ni el horizonte inalcanzable
de aquellas heridas calladas
nada.