Cesta
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Era un martes, sí
quizá un miércoles, no sé
el silencio aguardaba
en la noche solitaria
descansaban las piedras
al olvidar las palabras
y los ecos confundidos
de gritos, risas y lágrimas
voces de paso, siempre de paso
que incansables, regresan
en tímido murmullo
con la pálida luz del alba
a las calles empedradas.