Cesta
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Un mar sin olas ni sal
llegó del cielo al empezar a llover
y el vuelo loco, veraniego
de las alegres golondrinas
de pronto, se paró
y quedó todo quieto
suspendido del agua
de las nubes lejanas cargadas de mar
dulce mar sin sal ni olas
y los tejados, los cables de la luz
las veletas, la tierra...
todo convertido así
en insólita línea de costa
al contemplar la lluvia caer.