Cesta
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En una porción del Cantábrico
ventana abierta siempre
a la costa, al cielo, a la memoria...
por La Segunda playa, la conocemos
los temporales, todos los inviernos
llegan con olas bravas
galopando ciegas, espumas blancas
empujando con descomunal fuerza
y estruendo
empapando el aire de humedad
y de locura
y, como rocas encalladas, permanece la gente
contemplando a la naturaleza desatada
no se atreven ni saben, qué pensar
de tan destructora belleza...
y, tras el temporal, la calma
belleza serena y desnuda
iluminada de silencios.