Cesta
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Templos, casas, puentes, caminos...
piedras sabias que reciben
el leve peso, de los seres humanos
que durante siglos y siglos
por ellas han transitado
al tocarlas, domada ya su aridez
por lluvias, soles, fríos y calores
si se disfruta del pulido tacto
parece que nos transmiten
su imborrable memoria
de gentes, tantas gentes
que, en silencio, cobijaron
gentes que, quizá supieron
lo que la eternidad podía ser
viendo, cómo al paso del tiempo
permanecerían inmutables
mientras todos, se hacían viejos.