Cesta
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En la acera, abandonado,
un solitario juguete infantil
desnudo de cariño
condenado a lo imposible:
olvidar para siempre
el cuerpecillo revoltoso que dio sentido
a su única razón de existir
que tras el primero de sus abrazos
y juntos para siempre
se lanzaron felices a llenar la casa de risas
juegos, carreras locas,
curvas, golpes, caídas y llantos,
llantos que desaparecían pronto
con el sana sanita... de mamá
que todo, todo lo curaba
y a jugar, a reír, a correr...
a lomos de los chillones colores
que ahora... parecen callar.