Cesta
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Del olvido, su huella
-siempre queda una huella-
hiriendo la mirada
provocando sueños sin esperanzas
al añorar bellezas imaginadas
construidas con los restos admirados
sobrevivientes de desidias y abandonos
veneno que el tiempo extiende
alejando las voces y sus ecos
de aquellos discursos inaugurales
donde seguro se felicitaban
por los logros que su buen hacer
con esfuerzo habían conseguido
y de todo aquello
permanece la huella quieta, resignada, indefensa...
hiriendo la mirada.