Cesta
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Un día quitaron los columpios
cortaron árboles centenarios
despareció la churrería de la esquina
el suelo se tragó la cancha de balonmano...
y la Plaza de Pombo, siguió siendo plaza
una geografía rectangular que la luz recorre
una arquitectura de soledades ahora
donde antes había pasos
sonidos de voces, miradas urgentes
o plácidas, desde un banco bajo los olivos
viendo transitar gente
y el siempre ruidoso juego de niños,
la Plaza de Pombo, la más plaza de las plazas
seguirá sumando memorias
y cada una de las calles y esquinas de Santander,
cuando esta ciudad vuelva a ser nuestra,
seguirá sumando y sumando: memorias...