Cesta
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Tienen los atardeceres de otoño
un aroma lejano
de cosas que florecieron
y de cosas que se marchitaron
el cielo, suspendido en colores
vuelve eterno al tiempo
y todas las distancias, por un momento
parece que hubieran desaparecido
la mirada lejana, perdida en nadas
se vuelve serena y generosa, por fin
con nosotros mismos
con lo vivido: lo ganado y lo perdido
la rabia que tuvimos de jóvenes
es ahora cuando da su mejor fruto
el tiempo es nuestro, sabemos que lo vivimos
y de mil maneras, lo disfrutamos...