Cesta
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Llegó un silencio sereno
al caer la luz
callados de pronto los dos
ensimismados en el paisaje
el día, seguía avanzando
agotando su tiempo
camino de la noche
y nosotros quietos, absortos
en la contemplación y en el gozo
del obligado tránsito del sol
se acercó más el silencio
al caer del todo la luz
y el silencio se hizo luz
en mi piel, en tu piel
en la piel sedienta y cálida
de los dos.