Cesta
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En los paisajes de encuentros
el mar y la costa
el cielo y la cumbre
el valle y el río...,
surge una necesidad imposible
un querer abarcarlo todo
un detener el tiempo y la luz
tan intenso, provocador y pleno
que desde el origen del ser humano
se han convertido en templos
porque producen al contemplarlos
una íntima y conmovedora, devoción.