Deriva

14.07.2020

A los barcos en Puerto Chico

les mecen los brillos

los ojos miran

las nubes flotan

la sal queda tatuada

en la piel del que pasea

y al soplar el nordeste

se siente en la boca,

las aguas son blandas

el espigón como la roca

el viento suave acaricia a los barcos

el duro los pone a prueba

no hay rumbo en la mar

que no tenga su deriva

ni paseo por tierra

que algo no se te ocurra...

© 2016 Álvaro Palacios. P° de la Castellana 79, Madrid, 28046
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