Cesta
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Los bancos vacíos...
ahora sin voz
como un eco abandonado
de ruidosos juegos infantiles
que llenaron el aire, cada tarde
en los placidos días de verano
los bancos vacíos...
ahora sin amores
en ausencia de cuerpos apretados
al amparo de las sombras
de los viejos árboles del parque
al susurro de promesas y rendidas devociones
los bancos vacíos...
ahora en serena presencia
alineados en infinitas calmas y soledades
en silencio de espera de días y días
y largas noches
hasta volver a ser en primavera, el preciado botín
buscado con ahínco cada tarde.